miércoles, 23 de marzo de 2016

LA FANESCA

Por: Francisco Ulloa Enríquez

Una de las tradiciones de la Semana Santa tiene que ver con la gastronomía, la fanesca es un plato tradicional, especialmente del Ecuador Andino, aunque ahora está difundido en todo el territorio nacional e incluso por nuestros migrantes ya se lo disfruta en otros países.

El origen del nombre de este potaje todavía es incierto, mientras que para unos pudo venir de las palabras latinas fanum ‘templo’ y esca ‘manjar’. Unidos los términos y por la declinación del primero apareció en el español, que se habla en Ecuador, como fanesca, aclaración que ya la hizo monseñor Luis Alberto Luna Tobar en el prólogo de un libro que se publicó en Cuenca.

Otra versión es la que cuenta el chef Fabián Huertas “Se llama fanesca tras una mutación del nombre original que era juanesca, en honor a una señora quiteña, probablemente indígena, que elaboraba el plato hace muchos años”, aunque advierte de que esa, como otras versiones, no han sido investigadas en profundidad.

Miguel Burneo, docente e investigador de Gastronomía de la UDLA, ratifica esto señalando que “Aunque no hay un dato oficial se cuenta que el nombre de Fanesca  tiene relación con Juana, una cocinera que preparaba mucho este platillo y por eso se le llamó Juanesca”.

No faltan quienes afirman que la fanesca vino de España, con la conquista, y que ese plato se preparaba en el sur de la península con el nombre de “Francisca”.

Algunos religiosos señalan que el guiso es parecido a uno que se cocinaba en la antigüedad en el sur de Italia, en Sicilia, y que se conocía con el nombre de “Francesca”.

Asimismo, se cuenta que los barcos mercantes que llegaban a las costas ecuatorianas traían un tipo de pescado al que llamaban “Fanesco”, seco y curtido con sal, que luego fue incorporado a las comidas andinas elaboradas con granos.

El propio chef Huertas prefiere creer que el origen del plato es andino, porque coincide con el inicio de las cosechas en la zona, donde la abundancia permite crear este tipo de comidas.

Miguel Burneo, por su parte, afirma que este plato típico de Semana Santa, no fue traído por los españoles sino que ya existía en los pueblos originarios del Ecuador. Para explicar este origen dice:

“Para celebrar la cosecha de los granos tiernos, en el contexto del Equinoccio de primavera, la comunidad Kitu Kara preparaba una especie de mazamorra o sopa que llevaba los ingredientes cosechados pero además calabazas andinas como zapallo o sambo.

Con la evangelización, en la época de la Colonia, se mezcló la tradición milenaria con la celebración religiosa de la Semana Santa. Los españoles introdujeron en la gastronomía elementos como el refrito, los lácteos y el bacalao que le dieron un toque diferente al plato indígena.

A partir de allí se crean simbolismos religiosos como que los 12 granos de este plato representan a los 12 apóstoles. Y que, por ejemplo, Judas representan los chochos a los cuales hay que purificarlos para que formen parte de este plato. Haciendo referencia, así, a la traición de este personaje a Jesús.

Algunos datos del siglo XVIII y XIX detallan que en las familias y conventos era tradición reunir a varias personas para realizar el desvaine y desgrane de los ingredientes en una especie de ritual.

En la actualidad la esencia de la preparación de este plato se mantiene aunque ciertas tradiciones han cambiado como la de pelar granos. Hoy ya no se acostumbra a ello por el trabajo que representa pero también porque se conoce que esto merma el valor nutricional de los alimentos”.

La fanesca es un plato lleno de historia y tradición, en el Manual de la Cocinera, de Juan Pablo Sanz, publicado en 1850 apareció este término por primera vez.

Es una de las comidas <sagradas> de Ecuador, combina el sincretismo religioso de este país andino durante la Semana Santa, época en la que aflora el fervor católico, y la estimulación del buen paladar.

Allá por 1960, el escritor Darío Guevara, oriundo de Pelileo, recogió, en uno de sus ensayos, el decir de algunos ecuatorianos que afirmaba:

“la fanesca se hacía con 12 granos, número que aludía a los 12 apóstoles de Cristo. No obstante, ocurre que el número no se cumple en los hechos, a menos que se cuenten como granos el sambo, el zapallo y otros elementos. Esta circunstancia no es importante, pero sí lo es a la hora de asegurar que la fanesca es un plato que expresa la religiosidad de los actores, más todavía cuando el pescado tiene que ver con la prescripción de la abstinencia dispuesta por la Iglesia Católica para la Cuaresma y la Semana Santa.

Tradicionalmente se dice que el pescado representa a Jesús de Nazareth y los 12 granos a los discípulos. Lo cierto es que reúne una variedad diversa de legumbres y granos, unas americanas y otras de lejanos países que son aportes nutricionales muy valiosos”.

El portentoso plato pone fin a la abstinencia cuaresmal, pero también da la bienvenida a las cosechas andinas, el Muchuc Nina ‘Día del fuego nuevo’ o ‘inicio de la cosecha joven’.

En cada región de Ecuador la preparación de la fanesca difiere, aunque es imprescindible el uso de granos: El maíz tierno ‘choclo’, el maíz maduro  ‘mote’, habas, variedades de fréjol tierno y seco, arvejas, lentejas, arroz, garbanzos y chochos.

También es indispensable el zapallo, el sambo (dos especies de calabaza), leche, queso, maní, huevos, bacalao seco y masitas fritas. Para el molo las patatas y el postre con el higo, miel y queso tierno.

La cantidad de granos reunidos hace a la fanesca un plato rico en proteína vegetal y fibra dietética, que previenen enfermedades como la diabetes, la obesidad o la hipertensión.

Apenas en el 2012 la Real Academia de la Lengua aprobó la palabra Fanesca en el diccionario como un ecuatorianismo. Sin embargo la gran mayoría de ecuatorianos no conciben celebrar la Semana Santa sin degustar una buena fanesca hecha en casa con todos los secretos y sazón de las abuelas.

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