miércoles, 30 de marzo de 2016

1º DE ABRIL, DÍA DE LA PROVINCIA

Francisco Ulloa Enríquez

La provincia de Cotopaxi fue creada el 18 de marzo de 1851 por Decreto Legislativo 354 publicado el 26 de marzo de 1851 en el periódico “El Nacional”; ¿por qué entonces la celebración es el primer día de abril?

Debido a una Ordenanza expedida en febrero de 1968 por el Consejo Provincial, mediante la cual definió que el 1º de abril de cada año sea el de celebración de la provincia de Cotopaxi. La sustentación jurídica para esta resolución tomó en cuenta una disposición del Código Civil, entonces vigente, que decía: “En el cantón al que pertenece la Capital de la República, se entenderá que la Ley es conocida de todos y será obligatoria después de seis días contados desde la fecha de la promulgación; y en cualquier otro cantón, después de estos seis días,  uno más por cada veinte kilómetros de distancia entre las cabeceras de ambos cantones. Podrá, sin embargo, restringirse o ampliarse este plazo en la misma Ley, designando otro especial”.

De los 165 años que cumple como provincia, 87 de estos fueron bajo la denominación de provincia de León y suman 78 los años como provincia de Cotopaxi. Esto se debe a que apenas transcurridos seis meses y medio de creación, un Decreto Ejecutivo firmado por José María Urbina, el 9 de octubre de 1851, le cambió su nombre, designándola Provincia de León, hasta que el general Alberto Enríquez Gallo, el 2 de junio de 1938 le devolvió el nombre de provincia de Cotopaxi.

Para que el general latacungueño, Enríquez Gallo, tome esta decisión parece ser que influyó mucho Remigio Romero y Cordero, así lo afirma José Gabriel Terán Varea, Prefecto de Cotopaxi en su discurso de orden del 1º de abril de 1968, en el que dice:
“Se enamoró de nuestra tierra, la quiso como propia y cuando fue a la legislatura presentó el decreto para que vuelva a llevar nuestra provincia el nombre del volcán, centinela eterno y por obra de Remigio Romero y Cordero volvió nuestra provincia a ser, y para siempre, la provincia de Cotopaxi”.

Esta afirmación, sin embargo, deja algunos cabos sueltos, ya que en el texto del Decreto Ejecutivo no menciona ningún considerando relacionado con la legislatura y Romero y Cordero nunca fue legislador. Lo que sí pudo haber ocurrido es que éste, haya suscrito el informe de la Comisión a la que hace referencia el último considerando del Decreto en cuestión.

Es menester destacar que Remigio Romero y Cordero, oriundo de la provincia de Cañar (Déleg 1895 – Quito 1967),  tiene ganado un puesto importante en la historia de Cotopaxi, ya que su amistad con Alejandro Maldonado, gobernador de Cotopaxi, lo llevó en 1932 a ser Secretario de esa dependencia, permaneciendo en ese cargo incluso cuando asumió la Gobernación Gustavo Iturralde Parreño. Al año de su permanencia en Latacunga (1933), la Editorial Bolívar, de los hermanos Alfonso y José Rumazo González, publicó el libro de poesías “Condóricamente” de 203 páginas, dedicado a la tierra leonesa que lo acogió. Los mismos hermanos Rumazo González, destacados intelectuales de Cotopaxi, “promovieron la coronación de Remigio Romero y Cordero como Poeta Nacional en la cima del Yavirac – El Panecillo – con la pompa y boato de los antiguos tiempos, por mano de Isabel León Aguirre, que vistió de Virgen del Sol”. En 1958, el cariño de Romero y Cordero por la tierra que lo amparó, se reflejó en un libro escrito en prosa denominado “Al pie del Cotopaxi”.

Una calle de Latacunga lleva el nombre de este destacado intelectual, inmortalizando así el lazo entre el hombre y la tierra a la que admiró y que le inspiró a escribir poemas destacando su grandeza; así:

Condóricamente
II Fragmento

Nieve del Cotopaxi, agua suprema
que de diez mares de la tierra subes,
y –para ser en el volcán diadema-
vas al laboratorio de las nubes…

Nieve del Cotopaxi, frígida agua
a quien del cóndor rompe, el aletazo,
que miras la cabeza al Tungurahua
y la testa al Chimborazo …

Nieve, si el sol te derritiera, el río
que bajara de ti, blanco y bravío,
inundaría las remotas zonas…

Nieve, si el sol te derritiera, aleve,
acaso no bastara el Amazonas

para volver al Cotopaxi nieve…

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