Por: Francisco Ulloa
Enríquez
La interacción
horizontal y sinérgica entre dos o más culturas, sin que ninguna trate de
imponer su visión de la sociedad, es expresión de convivencia armónica entre
pueblos diferentes, por tanto plenitud de integración intercultural.
Sin embargo, del
concepto a la realidad, existe una enorme distancia, y los inevitables
conflictos en muchos casos agudizan y radicalizan las posturas, generando
rechazos sin argumentación y basados en supuestos simplistas de generalizar
comportamientos que se consideran inaceptables.
Los conflictos
interculturales para su solución requieren de amplios y respetuosos diálogos,
que lleven a la concertación. Aquí radica la sustancial diferencia con el
multiculturalismo y el pluralismo, ya que va más allá de reconocer que existen
pueblos diferentes y respetarlos, se apunta a promover el acercamiento entre
culturas.
En Latacunga, la
creciente migración campo ciudad y las relaciones comerciales incrementan las
interrelaciones entre mestizos e indios principalmente, esto en no pocas
ocasiones genera roces y malos entendidos.
Los obstáculos
comunicativos, la carencia de políticas estatales, las jerarquías sociales y
las diferencias económicas son elementos que agudizan una problemática que si
fuese abordada de manera adecuada en lugar de ser una amenaza podría
convertirse en una oportunidad de desarrollo.
Para que la praxis
intercultural sea un baluarte indiscutible de integración, en los pueblos
diversos de nuestra provincia debemos inculcar valores afines que propicien la
construcción de una sociedad democrática.
Vivir la interculturalidad
significa que sin perder identidad podamos al entrar en contacto con personas
absolutamente diferentes a nosotros enriquecernos ampliamente, abriendo
nuestros ojos y nuestra mente a las más variadas cosmovisiones sociales.
La promoción de la
interculturalidad es un trabajo que en primer lugar reside en las familias, en
segundo lugar en las organizaciones sociales de comunidades y pueblos; en
tercer lugar los medios masivos de comunicación deben jugar papel protagónico,
por último desde los más altos cargos públicos o privados debe promoverse
políticas de integración que garanticen igualdad de derechos y oportunidades.
Cotopaxi por su
diversidad multiétnica y pluricultural debe ser inspiradora de un pensamiento
intercultural que rompa los miedos de aquello que es diferente, debemos
liberarnos de prejuicios producto de años de penetración ideológica colonial.
La actitud individual y colectiva es básica para dar este paso que rompa viejas
ataduras y nos lleve al convencimiento que la conformación de una sociedad con
visión de futuro es posible únicamente si entre todos existe mutuo respeto.
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