domingo, 20 de enero de 2019

Latacunga segura y humana


Por: Francisco Ulloa Enríquez

El aumento del delito y la violencia preocupa a los habitantes de Latacunga. No existe día en que las personas no hablen sobre su temor a ser víctimas de la delincuencia, sea que vivas en la zona urbana o rural del cantón; esta alta percepción de inseguridad es producto de las crecientes inequidades sociales y de la ausencia de planes efectivos y coordinados entre la Policía Nacional y los gobiernos locales a través de los cuales con políticas claras de seguridad se pueda garantizar que la población logre desarrollar su proyecto de vida, ejerza sus derechos libremente y disfrute de la ciudad, en un entorno seguro y socialmente justo.

En la urbe,  el robo a domicilios, locales comerciales y de vehículos es permanente, los asaltos con altas dosis de violencia se incrementan; nuestros campesinos sufren las consecuencias del abigeato viendo seriamente afectadas sus frágiles economías; a este panorama deplorable se suman las noticias de las evasiones de reclusos que deben cumplir sus sentencias en un centro carcelario regional, que sin cumplir con las regulaciones básicas, fue impuesto por el régimen nacional anterior con el cómplice silencio de las autoridades locales. En Latacunga, instalaron uno de los más grandes centros de reclusión del país, sin embargo no le dotaron de una central de funcionamiento del 911, no incrementaron el personal policial, no mejoraron las instalaciones y el número de funcionarios en Fiscalía y el sistema judicial, el sistema de vigilancia electrónica (cámaras de vigilancia) es deficiente, el equipamiento a bomberos es inexistente, así como la dotación de equipamiento para la seguridad en el sector rural.

Muchas cosas deben cambiar desde los poderes públicos, en el sector privado la capacitación a su personal debe ser profesional y   la participación social es fundamental para lograr un cambio sustancial en los enfoques de seguridad que tradicionalmente se han utilizado. Éste constituye un eje central en las iniciativas de prevención, ya que, si la ciudadanía toma conciencia de sus responsabilidades, derechos y obligaciones, facilitará el logro de formas de prevención más integrales y eficaces debido a la conformación de redes de relaciones que fomentan los vínculos entre la ciudadanía, los cuerpos policiales y las instituciones del Estado.

El hecho de incluir la participación ciudadana en la solución de sus problemas, permite el autocontrol de los factores que originan y agravan la violencia, la reducción de la percepción de inseguridad y el combate efectivo a la delincuencia, nuestro llamado es para que termine ese divorcio entre autoridades y pueblo. Las imposiciones no solucionan los problemas, la respuesta está en saber establecer relaciones coordinadas interinstitucionalmente y con un vínculo estrecho con la población.

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