jueves, 5 de junio de 2014

HABLEMOS DE PATRIMONIO

Por: Francisco Ulloa Enríquez

Angustiado por la indolencia y quemeimportismo de las autoridades latacungueñas respecto a la salvaguarda del patrimonio arquitectónico del centro histórico de la ciudad, viajé a La Habana en busca de ideas frescas para enfrentar el reto de dirigir en la Universidad Técnica de Cotopaxi un proyecto que plantee sugerencias y estrategias para una gestión efectiva del patrimonio cultural de la ciudad de Latacunga. Me acompañó un joven arquitecto de gran raigambre latacungueña que espero se convierta, en poco tiempo, en el motivador de liderazgos colectivos para defender  estas causas que parecen perdidas en nuestro “Pensil de los Andes”.

Considero que es hora de pasar de los lamentos complacientes ante la inacción al planteamiento de  propuestas,  esperando puedan ser tomadas en cuenta.

En la última campaña electoral, ningún candidato presentó propuestas que demuestren real conocimiento de la complejidad de la gestión de un centro histórico; por ello, considero impostergable incluir en la agenda del debate ciudadano un tema tan delicado. Y que seamos, todos, quienes exijamos a las autoridades en funciones a impulsar de manera seria la formulación de un plan integral de desarrollo y gestión del centro histórico de Latacunga.

Resultan increíbles los contrastes, en nuestra pequeña ciudad andina el centro histórico patrimonial luce abandonado a su suerte, mientras, los conceptos y las acciones para preservar, proteger y desarrollar el patrimonio cultural del centro histórico de La Habana están claros, esto a pesar de pertenecer a un país bloqueado económicamente desde inicios de los años sesenta por el imperio más poderoso del mundo. Este absurdo ha llevado a la “Perla del Caribe” a manejarse por años bajo los principios de un período especial lleno de carencias y limitaciones, sin embargo, los planes y las obras que se despliegan en esa histórica Habana Vieja están a la vista del mundo, y es por ello que cientos de especialistas acuden anualmente al Encuentro de Gestión del Patrimonio Cultural  convocado por  la Oficina del Historiador de la Ciudad.

Qué satisfacción causa saber que arquitectos, ingenieros, sociólogos, historiadores, arqueólogos, entre otros profesionales trabajan, en permanente diálogo con el pueblo, las iniciativas tendientes a brindar soluciones que no buscan simplemente mejorar la infraestructura y el equipamiento de una ciudad sino que, fundamentalmente, buscan consolidar acciones de orden sociocultural para garantizar que la urbe sea amigable y brinde oportunidades de una vida plena.

En nuestra Latacunga antigua, a la indolencia de las autoridades se suma  la de los propietarios de los bienes patrimoniales, que prefieren dejarlas abandonadas para que se caigan y, así, poder habilitar el predio para parqueaderos o construir feísimas construcciones “modernas” que en algunos casos incluso quieren encubrirlas con fachadas que simulan respetar los conceptos de bienes patrimoniales y terminan por arruinar a esta querida y hospitalaria ciudad.

En La Habana Vieja, creativas soluciones se plantean para mejorar los edificios, la infraestructura básica, el servicio público de transporte, el sistema hotelero; para ofrecer al turista variedad y calidad. Todo ello sin descuidar la esencia de pertenencia de un pueblo a su ciudad; y es allí donde los barrios y sus líderes le brindan a la ciudad una identidad y vivencia -que ninguna urbe cosmopolita del capitalismo es capaz de entregar; esas puertas abiertas permanentemente de iglesias, museos, cafés, bares, barberías, viviendas- para llenarla de calidez, hacerla acogedora y amable entre propios y aquellos que, curiosos, llegamos a visitarla.

En nuestra Latacunga querida, los parques tienen rejas y puertas con candados, las iglesias salvando el tiempo en el que se celebra misa también están cerradas y los museos lucen abandonados en atención y visitantes por la falta de promoción; siendo una ciudad con ríos que recorren la urbe y le valieron el apelativo de “Ciudad de los Puentes”, curiosamente, por la contaminación y basura que a ellos se arroja, nuestras inefables autoridades han tomado la salomónica decisión de invisibilizarlos construyendo enormes y antiestéticas paredes y en los puentes desagradables enrejados.

En La Habana Vieja sus autoridades, sus técnicos y su gente, armónicamente coordinados, desbordan iniciativas para suplir las carencias económicas. En nuestra Latacunga, las autoridades locales se aseguran sus negocios inmobiliarios privados en desmedro del desarrollo de la urbe, los profesionales entregamos un eterno lamento al que se suma la apatía del pueblo y así el tiempo pasa una costosa factura a nuestro patrimonio y al orgullo de saberse latacungueños sea de nacimiento o de corazón.


Es hora de sacudirse, de darnos un baño de sinceridad y empezar a luchar a brazo partido por la ciudad, desde la Universidad y su proyecto “Gestión del Patrimonio del Centro Histórico de Latacunga”,  iniciamos ya y, por lo menos en los próximos tres años que dura el mismo, nos encontrarán buscando espacios en los medios de comunicación para opinar y sugerir,  tocaremos las puertas del sector público y privado para impulsar iniciativas y reuniéndonos con el pueblo en sus barrios, en sus colectivos culturales para intercambiar ideas y garantizar, éste, que ahora es el entusiasmo de pocos, se convierta en la motivación de todos.

2 comentarios:

  1. Cuando se puede contar con la información del plan integral de desarrollo y gestión del centro histórico de Latacunga?

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  2. Estimado Cristian un plan integral de desarrollo y gestión del centro histórico de Latacunga, oficialmente le corresponde hacerlo al Gad de Latacunga, el proyecto de la universidad aportará a este con ideas e información georeferenciada

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