Por: Francisco Ulloa Enríquez
A veces, la vida nos pone a prueba, nos plantea situaciones que parecerían superar nuestras capacidades. Hoy el mundo está siendo sacudido por una pandemia que tiene en jaque a toda la humanidad; esta circunstancia nos puede llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer o sobreponernos y salir fortalecidos.
Apostemos por la segunda opción, la resiliencia, que es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones difíciles y sobreponerse, gracias a ella debemos afrontar esta crisis sanitaria y, con las lecciones aprendidas, también podemos salir vigorizados.
La resiliencia individual implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. Esta a su vez debe facilitar que avancemos en la construcción de una sociedad resiliente, que nos lleve un paso más allá y podamos utilizar esta situación extrema para crecer y desarrollar al máximo nuestro potencial.
Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Y no se trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera diferente y más optimista de ver el mundo, ya que son conscientes de que después de la tormenta llega la calma. Hagamos nuestra tarea personal, predispongámonos a manejar con disciplina y buen carácter esta situación que no termina cuando el pico infeccioso empieza a descender, demandará mayores dosis de creatividad y paciencia salir de las secuelas de largo plazo, aquellas relacionadas con la economía y sus crisis recurrentes.
Nuestros antepasados y nosotros mismos hemos tenido que lidiar periódicamente con desastres naturales, pandemias y epidemias e incluso graves males sociales como la corrupción de diferentes gobiernos o democracias falsas. De algunos de estos males hemos aprendido lecciones que nos ayudan a vivir mejor, de otros todavía tenemos que analizarlos y entenderlos para no seguir cometiendo errores.
En emergencias, como la actual, es necesario que cambiemos algunos hábitos y creencias, es impostergable que entendamos que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás, es fundamental actuar con responsabilidad social, y si hoy la principal tarea es quedarnos en casa y cumplir con un proceso de aislamiento que evite la propagación del virus, esta puede ser la oportunidad perfecta para:
- Tomar consciencia de nuestras potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos.
- Seamos creativos para cumplir con nuestras obligaciones laborales desde casa.
- Confiemos en nuestras capacidades, no perdamos de vista nuestros objetivos, en el hogar aprendamos a trabajar en equipo.
- Asumamos las dificultades como una oportunidad para aprender.
- Aprendamos de las prácticas milenarias y tomemos plena conciencia de cómo vivir aceptando las limitaciones e intentando sacarles el mayor provecho. Disfrutemos de los pequeños detalles y no perdamos nuestra capacidad de asombro.
- Veamos la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista, convenzámonos de que por muy oscura que se presente la jornada, el día siguiente puede ser mejor.
- Creemos una sólida red de apoyo mutuo, hoy la tecnología permite acercarte sin tener que trasladarte físicamente; internet y el teléfono deben servir para estrechar lazos fraternales.
- Es imposible controlar todas las situaciones, aprende a lidiar con la incertidumbre. Céntrate en cambiar tus emociones, cuando no puedas cambiar la realidad.
- No te cierres al cambio y siempre debes mostrar disposición a valorar diferentes alternativas, sin aferrarte obsesivamente a una única solución.
- Encuentra en tu interior la motivación que te ayude a mantenerte firme y luchar por alcanzar las metas.
- Parecería una utopía, pero afrontar la adversidad con humor ayuda mucho, seamos capaces de reírnos de la adversidad y sacar una broma de las desdichas. La risa ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.
- Para superar un suceso traumático el apoyo social y la solidaridad son fundamentales.
Estos elementos de resiliencia individual posibilitarán construir progresivamente una sociedad más equitativa, más humanista, una sociedad resiliente. Valoremos la vida.
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