Por: Francisco Ulloa Enríquez
Son 96 años de festejar oficialmente el Día del
Maestro Ecuatoriano, ya que en 1920 el presidente Alfredo Baquerizo Moreno
emitió el Decreto a través del cual se designó el 13 de abril de cada año día
de la Fiesta del Maestro, en consideración a que esta fecha corresponde al nacimiento
del ilustre escritor Juan Montalvo Fiallos y es la más adecuada.
Posteriormente, y en sucesivas resoluciones de
carácter ministerial, fueron incorporados como ejemplo de insignes educadores
ecuatorianos: Federico González Suárez, Luis Felipe Borja, Víctor Manuel
Peñaherrera, Pío Jaramillo Alvarado, el Hno. Miguel, Manuela Cañizares y
Dolores Sucre. Por ahora no me detendré a efectuar mayores comentarios respecto
a estos referentes, sugiero sean ustedes quienes investiguen y adopten una
postura analítico crítica, de todas maneras el viejo adagio popular de que <no
están todos los que son y todos los que son no están> podría ser válido.
Conscientes que la organización es importante, en
1934 se conformó el primer Sindicato de educadores primarios, esta iniciativa
se fortaleció con el pasar de los años y un 13 de abril de 1938 mediante
Decreto firmado por el general latacungueño Alberto Enríquez Gallo, quien
ejercía la Presidencia de la República, se declaró “obligatoria la
sindicalización del profesorado oficial” (fiscal). En mayo de ese mismo año se
constituyó legalmente el Sindicato Nacional de Educadores Ecuatorianos.
La posición crítica a las políticas de los gobiernos
de turno, hizo que el régimen de Arroyo del Río ilegalice al sindicato de
maestros y los persiga. La lucha constante y la tenacidad de los dirigentes
logró que en 1944 se efectúe, del 1 al 4 de agosto, en Quito, el Primer
Congreso Nacional de Educadores Ecuatorianos, este acontecimiento llevó a
conformar la Unión Nacional de Educadores, con afiliación libre y no
obligatoria, siendo sus objetivos fundamentales la defensa de la educación
laica, fiscal, gratuita, de calidad, que garantice los derechos de maestros
(as), niños(as) y jóvenes.
En agosto de 1973, la represión a una marcha
nacional del magisterio por parte del gobierno militar, cobra en Guayaquil la
vida de la maestra Rosita Paredes Jumbo, que con el pasar de los años se
constituiría en heroína popular y símbolo de la lucha del magisterio
ecuatoriano. La dictadura militar tuvo en la organización de maestros un frente
muy combativo, hecho que produjo la segunda ilegalización en 1976. Con el
retorno a un régimen democrático, en 1979, el presidente de la República Jaime
Roldós Aguilera devolvió la personería jurídica a la UNE.
El interés de los diferentes gobiernos por dividir la organización de
maestros ha sido constante, el actual régimen no es la excepción, la arremetida
ha sido brutal, descalificándola pretende por decreto eliminar la historia de
una institución que con aciertos y errores ha sido el estandarte de los educadores
ecuatorianos.
Efectuada esta breve retrospección histórica, la
celebración del Día del Maestro, en este 2016, no está exenta de una serie de
polémicas producto de la visión de carácter represivo que ha impuesto el régimen
al sistema educativo, con maestros y estudiantes sancionados por pensar
distinto y expresarlo, con una organización sindical paralela que al recibir la
cobertura de éste, muestra su obsecuencia y lo respalda.
El sistema educativo de carácter tecnocrático ha
dejado intocados los problemas reales de la educación ecuatoriana y todo parece
indicar que, en este aspecto en todos los niveles por las inequidades y los
desaciertos, el gobierno pierde el año y los maestros en su gran mayoría
pensamos que tenemos una nueva década perdida ya que existe una enorme
distancia entre lo que se dice en la propaganda oficial con la realidad que se
palpa en el día a día.
Por nuestros niños y jóvenes, no perdamos la
esperanza, es hora de combatir vigorosamente la desideologización y la
desvalorización de lo nuestro, y para ello el educador del siglo XXI, debe ser
un EDUCADOR SOCIAL y convertir a la educación en un fenómeno social.
En fin, mi llamado es para invitarnos todos a
desarrollar una educación para liberar hombres y pueblos.
¡Que viva el Día del Maestro Ecuatoriano!
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