miércoles, 13 de abril de 2016

DÍA DEL MAESTRO

Por: Francisco Ulloa Enríquez

Son 96 años de festejar oficialmente el Día del Maestro Ecuatoriano, ya que en 1920 el presidente Alfredo Baquerizo Moreno emitió el Decreto a través del cual se designó el 13 de abril de cada año día de la Fiesta del Maestro, en consideración a que esta fecha corresponde al nacimiento del ilustre escritor Juan Montalvo Fiallos y es la más adecuada.

Posteriormente, y en sucesivas resoluciones de carácter ministerial, fueron incorporados como ejemplo de insignes educadores ecuatorianos: Federico González Suárez, Luis Felipe Borja, Víctor Manuel Peñaherrera, Pío Jaramillo Alvarado, el Hno. Miguel, Manuela Cañizares y Dolores Sucre. Por ahora no me detendré a efectuar mayores comentarios respecto a estos referentes, sugiero sean ustedes quienes investiguen y adopten una postura analítico crítica, de todas maneras el viejo adagio popular de que <no están todos los que son y todos los que son no están> podría ser válido.

Conscientes que la organización es importante, en 1934 se conformó el primer Sindicato de educadores primarios, esta iniciativa se fortaleció con el pasar de los años y un 13 de abril de 1938 mediante Decreto firmado por el general latacungueño Alberto Enríquez Gallo, quien ejercía la Presidencia de la República, se declaró “obligatoria la sindicalización del profesorado oficial” (fiscal). En mayo de ese mismo año se constituyó legalmente el Sindicato Nacional de Educadores Ecuatorianos.

La posición crítica a las políticas de los gobiernos de turno, hizo que el régimen de Arroyo del Río ilegalice al sindicato de maestros y los persiga. La lucha constante y la tenacidad de los dirigentes logró que en 1944 se efectúe, del 1 al 4 de agosto, en Quito, el Primer Congreso Nacional de Educadores Ecuatorianos, este acontecimiento llevó a conformar la Unión Nacional de Educadores, con afiliación libre y no obligatoria, siendo sus objetivos fundamentales la defensa de la educación laica, fiscal, gratuita, de calidad, que garantice los derechos de maestros (as), niños(as) y jóvenes.

En agosto de 1973, la represión a una marcha nacional del magisterio por parte del gobierno militar, cobra en Guayaquil la vida de la maestra Rosita Paredes Jumbo, que con el pasar de los años se constituiría en heroína popular y símbolo de la lucha del magisterio ecuatoriano. La dictadura militar tuvo en la organización de maestros un frente muy combativo, hecho que produjo la segunda ilegalización en 1976. Con el retorno a un régimen democrático, en 1979, el presidente de la República Jaime Roldós Aguilera devolvió la personería jurídica a la UNE.

El interés de los diferentes gobiernos por dividir la organización de maestros ha sido constante, el actual régimen no es la excepción, la arremetida ha sido brutal, descalificándola pretende por decreto eliminar la historia de una institución que con aciertos y errores ha sido el estandarte de los educadores ecuatorianos.



Efectuada esta breve retrospección histórica, la celebración del Día del Maestro, en este 2016, no está exenta de una serie de polémicas producto de la visión de carácter represivo que ha impuesto el régimen al sistema educativo, con maestros y estudiantes sancionados por pensar distinto y expresarlo, con una organización sindical paralela que al recibir la cobertura de éste, muestra su obsecuencia y lo respalda.

El sistema educativo de carácter tecnocrático ha dejado intocados los problemas reales de la educación ecuatoriana y todo parece indicar que, en este aspecto en todos los niveles por las inequidades y los desaciertos, el gobierno pierde el año y los maestros en su gran mayoría pensamos que tenemos una nueva década perdida ya que existe una enorme distancia entre lo que se dice en la propaganda oficial con la realidad que se palpa en el día a día.

Por nuestros niños y jóvenes, no perdamos la esperanza, es hora de combatir vigorosamente la desideologización y la desvalorización de lo nuestro, y para ello el educador del siglo XXI, debe ser un EDUCADOR SOCIAL y convertir a la educación en un  fenómeno social.

En fin, mi llamado es para invitarnos todos a desarrollar una educación para liberar hombres y pueblos.


¡Que viva el Día del Maestro Ecuatoriano!

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