domingo, 24 de abril de 2016

100 % SOLIDARIOS

Por: Francisco Ulloa Enríquez

Tomo prestado el título y el texto publicado en facebook por mi esposa, Raquel Herrera, para compartir con nuestros lectores mis primeras reflexiones escritas, sobre el devastador terremoto de 7.8 grados que afectó principalmente a las provincias de Manabí y Esmeraldas, con consecuencias menores en otras provincias y sentido en todo el país:

“He tenido la oportunidad de conocer, vivir y disfrutar de Manabí. Cómo olvidar sus playas: El Murciélago, Tarqui, Santa Marianita, La Tiñosa, Los Frailes, San Lorenzo, Canoa, Bahía, San Vicente, San José, Puerto Cayo, Ayampe, Crucita, Pedernales, San Clemente, Santa Rosa, Las Piñas, entre otras; su exquisita gastronomía: ceviches, bollos, tonga, corviches, greñoso, encebollado, torta de verde con pescado, torta de maíz, pan de almidón de yuca, huevos mollos, alfajores, dulce de camote y un sin fin de delicias; la tradición oral manabita con sus amorfinos, chigualos; pero por sobre todo la sonrisa y forma espontánea de su gente; cada uno de sus 22 cantones tiene su atractivo. Al lograr comunicarme tras varios intentos con algunos amigos, me conmueve oírles que al narrar su experiencia en esta tragedia, su voz se corta, y rompen en llanto. Hoy ellos nos necesitan y que sea nuestra fortaleza la solidaridad, así como Chone plasma su orgullo en la frase 100% chonero, que hoy nuestro orgullo sea la solidaridad, 100% solidarios. Unidos lo lograremos,…”

Son muchos los afectos que me unen a la ciudad de Manta, en ella por varios años trabajé asesorando en el proyecto educativo de las instituciones regentadas por la Congregación de Hermanas Oblatas de San Francisco de Sales; allá pude compartir tertulias culturales y sociales con entrañables amigos, en esa bella ciudad puerto crecieron y se educaron mis hijos y fueron muchos los sueños que trazamos para una tierra acogedora y generosa. Cuando fui Presidente de la Asociación de Universidades y Escuelas Politécnicas Públicas del Ecuador, pude conocer de cerca los esfuerzos de las universidades manabitas por cada día ofrecer mejores oportunidades de formación profesional a sus estudiantes. Y como no señalar que en Manabí descubrí innumerables rincones hermosos con amaneceres, atardeceres y noches de ensueño, donde la naturaleza y su gente se funden en uno para pintar sus paisajes de colores y fundirlos a los variados tonos azules de su cielo y de su mar , donde los días soleados parecen eternos, y las noches de luna se cobijan con el arrullo del mar, y en sus playas que parecen infinitas se camina descalzo sintiendo la suave ternura de la arena que te acaricia y al juntarse con las aguas saladas que llegan con las olas te entregan un bálsamo refrescante, sencillamente delicioso.

Puedo decir que la mayor parte de los ecuatorianos alguna vez disfrutamos de Manabí o de Esmeraldas y sus encantos, es por ello que la solidaridad no se ha hecho esperar, la improvisación del Gobierno al no contar con un fondo para atender desastres ha sido remplazada con creces por el corazón solidario de los compatriotas de todas las regiones del país y por una comunidad internacional conmovida ante la magnitud del desastre que el terremoto dejó.

Sabemos que los esfuerzos para salir adelante serán enormes, que es necesario aprender las lecciones que nos dejan estas durísimas pruebas para no cometer más errores, especialmente, en la calidad de nuestras construcciones; estoy convencido que la unidad del pueblo obligará a los gobernantes a entender que por la ubicación geográfica nuestro querido país esta expuesto permanentemente a sufrir las consecuencias de desastres provocados por fenómenos naturales que se agravan por causas antrópicas, y que es obligación del Estado salvaguardar a la comunidad contando con un fondo permanente que sirva para atender estas potenciales catástrofes.

Hoy más que nunca los versos hechos canción y que sonaron por primera vez en 1935 y surgieron de la inspiración de Elías Cedeño Jervis y que gracias a la musicalización del cuencano Francisco Paredes Herrera se convirtió con el pasar de los años en el pasillo símbolo que en todo el país se tararea con inmenso sentimiento. Sea esta la mejor forma de decir a toda la gente manabita que el corazón del Ecuador está con ustedes.


Tierra hermosa de mis sueños
donde vi la luz primera,
donde ardió la inmensa hoguera
de mi ardiente frenesí;
de tus plácidas comarcas,
de tus fuentes y boscajes,
de tus vívidos paisajes
no me olvido Manabí.

Son tus ríos los espejos
de tus cármenes risueños,
que retratan halagüeños
el espléndido turquí.
De tu cielo en esas tardes
en que el sol es una pira,
mientras la brisa suspira,
en tus frondas,  Manabí.

Tierra hermosa de mis ansias,
de mis goces y placeres,
el pensil de las mujeres
más hermosas se halla en ti.
Por la gracia de tus hijas,
por tus valles, por tus montes,
por tus amplios horizontes,
te recuerdo, Manabí.

Tierra bella cual ninguna,
cual ninguna hospitalaria,
para el alma solitaria,
para el yermo corazón:
Vivir lejos ya no puedo
de tus mágicas riberas,
¡Manabí de mis quimeras,

Manabí de mi ilusión!

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